Ultima entrega dedicada al cosmos. Hoy hablamos sobre el modelo del estado estacionario. Una teoría que plantea un inquietante mundo en el que nada cambia y todo se repite.
Tómese un vermuth o un malbec con olivas para amenizar este sabroso trago de historia de la ciencia. ¡Disfruten!
“La
característica más novedosa de esta teoría es la creación de materia. A pesar
de que este proceso no sea directamente observable, es de gran interés discutir
la física del mecanismo creativo. En primer lugar, resulta claro que la
velocidad de creación por unidad de volumen y por unidad de tiempo no puede
variar ampliamente de un punto a otro, y en todo caso menos de lo que varía,
por ejemplo, la densidad de la materia. Si la velocidad de creación fuera,
pongamos por caso, proporcional a la densidad de la materia, la nueva materia
sería creada en el interior de las estrellas a una velocidad muy elevada (su
masa se doblaría cada 3·109 años) y no en el espacio vacío donde es
necesaria para la formación de nuevas galaxias. En virtud del principio
cosmológico perfecto las nuevas nebulosas deben condensarse en los espacios
dejados por el crecimiento de las mayores. Debido a esto no puede eliminarse
por completo un pequeño grado de variación. Por razones de simplicidad parece
mejor en el estado actual suponer que la velocidad de creación es constante en
el espacio y tiempo. Por lo tanto, la cantidad de materia creada en un pequeño
elemento cuatridimensional del espacio-tiempo es proporcional al volumen del
elemento con un factor de proporcionalidad en tres veces el producto de la
constante de Hubble por la densidad media de materia en el universo.”
H.
Bondi, Cosmología, Barcelona: Labor, 1970, pp. 168-169. Ed. orig. Londres:
Cambridge Univ. Press, 1960 (2ª ed., 1ª ed. en 1951).
Introducción
Tal
como venimos trabajando, resulta imprescindible para entender el párrafo arriba
adjunto conocer el contexto en el que se escribe. Para ello, debemos explicar
sintéticamente cómo estaban las cosas antes de que surgiera este modelo rival
de la Teoría del Big Bang. Para ello, usaremos de guía el texto del historiador
Helge Kragh (2008), Historia de la
cosmología sin perjuicio de que hagamos uso de bibliografía adicional
cuando los casos puntuales lo requieran.
En
cuanto al formato de citación trabajamos con el modelo APA y agregaremos las
notas al pie que sean pertinentes.
Unas palabras para situarnos: algunos apuntes
sobre la relatividad
Entender
el surgimiento de la teoría del estado
estacionario requiere ir un poco
hacia atrás y centrarnos en los desafíos que habían quedado pendientes
luego del surgimiento y aceptación de la teoría de la relatividad general de
Einstein.
Recordemos que
la principal novedad de este modelo era que la gravedad era explicada como la
consecuencia de la curvatura natural del espacio-tiempo que provocaba cualquier
objeto con masa. Esto significaba en la práctica abandonar la geometría euclídea
y usar otro tipo de geometrías.
Esta era la idea central subyacente en su célebre ecuación de campo(Sellés García, 2007)
Ruv- 1/2guvR= -kTuv donde Ruv es el tensor de
curvatura métrica llamado Ricci y guv es el tensor universal.
Esta ecuación refleja la relación
entre la masa de un cuerpo y su curvatura en el espacio-tiempo. A partir de esta ecuación, Einstein pudo
predecir una serie de cuestiones interesantes: en primer lugar el movimiento de
Mercurio alrededor del Sol, una cuestión que el sistema newtoniano no supo
describir. En segundo lugar fue capaz de predecir la curvatura de la luz cuando
se acercaba a un campo gravitatorio, un fenómeno que ayudó a confirmar su
teoría(Kragh & García-Sanz, 2008).
Las
cosas iban bien pero siempre pasa algo
que obliga a los científicos a seguir pensando. En concreto, el universo
concebido por Einstein era estático, es decir, era un universo cerrado en el
que la materia-energía formaba la métrica del mismo.
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El telecospio que usó Hubble en Mount Wilson. Photograph © Andrew Dunn, 1989. Fuente: wikipedia. |
Por
esta razón, fue consciente de que su ecuación tal como estaba formulada,
planteaba algunos problemas. Si el universo era estático e isotrópico, la
ecuación predecía el colapso gravitatorio algo que contradecía las creencias de
Einstein, en efecto, decidió agregar al primer miembro de su ecuación un término
constante llamado constante cosmológica que “introducía una fuerza de repulsión
cósmica, insensible a pequeña escala pero creciente con la distancia, que contrarrestaba
la tendencia al colapso”(Sellés García, 2007, p. 256) . Esta
introducción garantizaba que el modelo siguiera siendo estático. Pero había más:
esta constante, cuya magnitud era desconocida pero que se consideraba
suficientemente pequeña, estaba
relacionada con la densidad de la materia en el universo y con su radio de
curvatura. No nos detendremos en formulaciones matemáticas pero es importante
remarcar el mensaje que nos transmite la teoría de la relatividad general: en
un universo lleno homogéneamente de materia, el radio del universo estará
determinado por la densidad de la materia(Kragh & García-Sanz, 2008;)
M=
f(r)
En definitiva, la solución a las
ecuaciones propuesta por Einstein era de un universo lleno de materia algo que
de Sitter no compartía: para él, las ecuaciones de Einstein podían tener una
solución correspondiente a un universo vacío de materia. Tuvieron que pasar varios años de relativa
poca actividad en este terreno para que un hecho observacional como el
detectado por Hubble impulsara una nueva corriente de cosmologías nuevas y alternativas
y para que, de paso, se debatiera
arduamente sobre la epistemología de esta nueva ciencia (Gale, George, 2013).
El universo en expansión
Tal
como nos comenta Kragh (2008), resulta extraño que haya que tenido que pasar más
de una década para que se tomaran en serio los descubrimientos de Edwin Hubble.
Nunca un abogado devenido en astrónomo ha contribuido tanto al conocimiento
científico.
En realidad
todo comenzó cuando un grupo de astrónomos, comandados por Harlow Shapley,
postularon que solo existía la Vía Lactea como galaxia única en el universo.
Hubble, un inquieto personaje, sospechaba que esto no podía ser cierto por lo
que dedicó muchos años de su tardía carrera como astrónomo a observar el
cosmos. Para ello, se las arregló para entrar en el Observatorio de Monte
Wilson que podía presumir de tener el mejor telescopio del mundo. A pesar de
estar rodeado de partidarios de la Galaxia única, Hubble aprovechó la ocasión
para hacer sus observaciones y sacar fotos de las nebulosas. El hecho
trascendental ocurrió en 1923 cuando descubrió
tres novas. Una de ellas resultó ser una cefeida que le ayudó a calcular
la distancia a la que se encontraba la nebulosa de Andromeda, 9 veces más lejos
que el diámetro de toda la Vía Láctea. Es decir, 900.000 millones de años luz(Singh, 2008) . Un descubrimiento que zanjó
definitivamente el Gran Debate pero que además permitió postular una serie de
cosmologías alternativas.
Pero antes nos
falta contar lo más trascendental. Hacia 1929 Hubble hizo uso de la espectrometría
para descubrir uno de los cimientos de la Teoría del Big Bang. En efecto, junto
a su ayudante, Hubble se dedicó a estudiar los desplazamientos hacia al rojo de
las galaxias encontrando una alta correlación entre la velocidad de recesión de
las galaxias y su distancia. Este fue un descubrimiento trascendental no solo
en el mundo de la astronomía sino también en términos teológicos. Una cuestión
que planteó muchos dilemas a los científicos.
Pero volviendo
a las ecuaciones de Einstein, en este terreno, se desarrollaron algunos
esfuerzos por dar una solución dinámica que contemplara el universo en
expansión, esta fue una de las principales tareas de Friedman y Lemaître, astrónomo y sacerdote. El cosmos de
este sacerdote ya predecía que el universo estaba expandiéndose lo que
implicaba que en el pasado había estado compacto en lo que él llamó el “átomo
primigenio” Pero existían varios problemas: la singularidad cosmológica que
planteaba la existencia de un universo de edad finita era difícil de conciliar
con la teoría pero además existía otra cuestión: la edad de la Tierra que
predecían estos modelos no se correspondía con la edad del universo de Einstein-de
Sitter(Kragh
& García-Sanz, 2008),
este era uno de los principales escollos que debía salvar la teoría.
Hubble
ganó mucha fama internacional gracias a su hallazgo pero fue extremadamente
cauto en relación a las conclusiones cosmológicas que se podían desprender de
sus observaciones. En efecto, no se atrevió a postular claramente que el
universo estaba en expansión(Singh, 2008).
Sin
embargo, tal como comentábamos, Lemaître ya había planteado de forma teórica la
posibilidad de un Big Bang pero, por alguna razón, no fue escuchado seriamente
hasta que Hubble hizo públicos sus descubrimientos. Teoría y práctica parecían
ir finalmente de la mano.
En 1931,
Einstein reconoció públicamente que su teoría estaba equivocada y refrendó los
modelos de Friedman y Lemaître. Este puede ser señalado como el comienzo oficial
de la Teoría del Big Bang pero tuvieron que pasar todavía 10 años para que
George Gamow postulara el primer modelo Big Bang moderno. En el mismo Gamow
planteaba que el universo se había formado a partir de “un suceso cataclísmico
irreversible”(Kragh
& García-Sanz, 2008, p.285) en el que
el universo estaba caliente y dominado por la radiación. El problema era que no
era posible medir esa radiación, es decir, era tecnológicamente imposible pero
además no despertó el interés de los astrónomos de la época que la mayoría de
ellos, ni siquiera creía en la teoría del Big Bang. Demasiadas trabas para que
avance la ciencia. Había dudas, faltaba observación pero sobre
todo faltaba debate y para eso qué mejor que un rival que ose cuestionar la existencia
de la creación del universo de la nada.
Ese rival
sería el modelo del estado estacionario.
El surgimiento del modelo del estado
estacionario
Todo comenzó con tres amigos
que habían ido juntos al cine a ver Al
morir la noche, una inquietante película en la que el tiempo parecía
transcurrir aunque la historia se repetía una y otra vez. Este fue el germen
mundano en el que se gestó el modelo del estado estacionario. Un modelo que
postulaba que el universo estaba en expansión pero que era eterno en el tiempo
y en el espacio(Singh,
2008).
Fred Hoyle,
Hermann Bondi y Thomas Gold, el trio de amigos de Cambridge, no podían desoír
los descubrimientos de Hubble pero se resistían a creer en la Teoría del Big Bang,
en especial por el problema que planteaba la paradoja de la edad.
El universo
que plantearon debía tener las mismas características a gran escala tanto en el
espacio como en el tiempo en virtud del principio cosmológico perfecto. En este
sentido, no existía un comienzo. El universo era el mismo pero dinámico al
mismo tiempo como un río que fluye constantemente. Bondi (1970) nos lo explica
claramente:
A river may be in a steady
state in that the velocity of the wáter is a function of position only and not
of time. It will then present a stationary aspect to any observer at rest, but
not only may the water be moving, but
each particle will in general even suffer accelerations or retardations as it
moves from regions of low velocity to regions of high velocity or conversely (Bondi, 1952,p.142).
Pero… ¿cómo era posible
explicar en términos físicos este tipo de universo? Es en este contexto, que
debemos interpretar el párrafo citado al comienzo de este artículo.
Necesariamente
para mantener la misma densidad, debía haber creación de materia constante. Pero
este postulado creaba muchos problemas. ¿Cómo se creaba esta materia? ¿A qué
velocidad lo hacía? Bondi mismo planteaba que no era observable este fenómeno
por lo que ya encontramos un escollo importante a esta teoría. ¿Cómo
verificarla? Sobre este último extremo, debemos hacer un apunte metodológico:
Bondi era un ferviente admirador de Karl Popper como lo ha dejado constar en
numerosos escritos. De acuerdo, a su modelo hipotético deductivo, no es
factible verificar las teorías sino falsarlas, es decir, buscar la manera de
contradecirlas mediante la observación.
En este
sentido, si bien, no era posible verificar empíricamente la creación de materia
Bondi nos dice que “no hay evidencia empírica que contradiga la actual creación
de materia a la tasa predicha por el principio cosmológico perfecto”(Bondi, 1952, p.143), una manera elegante de salir
del atolladero de la verificación. Es más, Bondi se atreve a postular que la
creación de materia parte de la nada. Es decir, no se crea por la
radiación. Y no parece explicarnos cómo
puede ser esto posible. Solo un experto en retórica es capaz de salir airoso de
semejantes hipótesis.
En
concreto, en el párrafo citado, nos dice que nos va a explicar la física de la
creación de materia para luego entrar en el detalle en la velocidad de creación
dejando este asunto sin resolver. En cuanto a la velocidad, parece ser que su
teoría está plagada de supuestos. Él nos viene a decir que la tasa de creación
de materia no varía en el espacio y en el tiempo ni está relacionada con la densidad de la
materia. ¿Qué lo lleva a suponer esto? Su razonamiento, puramente deductivo,
nos viene a decir, que… ¡hombre! si la materia se creara en el interior de las
estrellas a una gran velocidad y no se creara en el espacio vacío, no se
podrían formar en este espacio nuevas galaxias. Esto lo lleva a suponer que, en
virtud del principio cosmológico perfecto, la nueva nebulosa debe formarse en
el espacio que van dejando las antiguas galaxias. Y, por razones de simplicidad
(una palabra de la que abusa en toda su obra), es adecuado suponer que la
velocidad de creación es constante en el tiempo y en el espacio.
Bondi
considera que este modelo responde más preguntas y evita poner un velo sobre el
proceso de creación de la materia como sí hacen otras teorías como la del Big
Bang, que postulan un momento único pasado.
La
controversia entre estos dos modelos duró años y solo pudo zanjarse
definitivamente en los años sesenta con el descubrimiento de la radiación
cósmica de fondo. Un fenómeno que ya habían predicho Alpher y Herman y que por
fin confirmaba sus sospechas. La teoría del Big Bang había ganado la partida.
Más
allá de quién haya ganado la partida o de las implicaciones políticas o teológicas
de uno u otro modelo, el modelo del estado estacionario contribuyó al debate
científico y forzó la búsqueda de respuestas a las preguntas trascendentales en
torno al cosmos. Y hablando de fe, es apropiado volver a Kuhn y preguntarnos,
si al fin y al cabo el triunfo de un nuevo paradigma no es más que una cuestión
de fe.
El
hombre que adopta un nuevo paradigma en una de sus primeras etapas, con
frecuencia deberá hacerlo, a pesar de las pruebas proporcionadas por la
resolución
de
los problemas. O sea, deberá tener fe en que el nuevo paradigma tendrá éxito al
enfrentarse a los muchos problemas que se presenten en su camino, sabiendo sólo
que el paradigma antiguo ha fallado en algunos casos. Una decisión de esta
índole sólo puede tomarse con base en la fe(Kuhn, 1971,p.244).
Bibliografía de consulta
Bondi,
H. (1952). Cosmology. Cambridge: Cambridge University Press.
Gale,
George, "Cosmology: Methodological Debates in the 1930s and
1940s", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Spring
2013 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL =
<http://plato.stanford.edu/archives/spr2013/entries/cosmology-30s/>.
Kragh, H., & García-Sanz, J. (2008).
Historia de la cosmología: De los mitos al universo inflacionario.
Barcelona: Crítica.
Kuhn, T. S., (. (1971). La
estructura de la revoluciones científicas Fondo de Cultura Económica.
Sellés García, M. (2007). Introducción
a la historia de la cosmología : UNED unidad didactica
Singh, S. (2008). Big bang : El
descubrimiento científico más importante de todos los tiempos y todo lo que hay
que saber acerca del mismo. Barcelona: Ediciones de Intervención Cultural.
Etiquetas: Albert Einstein, Big Bang, Bondi, cosmología, falsacionismo, Hoyle, Hubble, Popper, principio cosmológico perfecto, teoría del estado estacionario, Tomas Kuhn