Tengo que admitirlo. No llego a postear todo lo que escribo por falta de tiempo y porque el Canguro no para. El dia del trabajador no pude publicar la entrada que tenía preparada pero ahora con un poco mas tiempo lo hago. ¿por qué? Porque no pierde vigencia y porque todos los días es el día del trabajador.
Nada. En plan serio pero no erudito tengo un par de cosas que decir.
En estos últimos días nos hemos desayunado con
dos noticias lamentables, entre muchas, en torno al mundo del trabajo. Una semana antes del día del trabajador, 409
trabajadores murieron y más de cien desaparecieron como consecuencia del
derrumbe del edificio en que trabajaban
explotados en Bangladesh.
Más tarde se supo que grandes empresas textiles internacionales encargaban sus
trabajos a este taller pero, curiosamente, los medios de comunicación no han
querido incidir mucho en este aspecto… (a día de hoy se sabe que El Corte
Inglés, Primark, etc. eran clientes de este proveedor).
Por otro lado, el jueves anterior se conoció la
Encuesta de Población Activa para el primer trimestre del año en que supimos
que 6,2 millones de personas se encuentran desempleadas, una cifra record en la
historia del Reino de España.
Bangladesh es uno de los países que viene
creciendo a una media del 6% anual
en los últimos diez años, una envidiable performance comparado con los tristes
datos europeos. Por otra parte, es un
país que parece no preocupar a los
organismos internaciones ni suele salir mucho en la prensa europea excepto
cuando salta un caso como este.
Los
medios de comunicación parecen estar demasiados ocupados con la crisis europea
como para ver dónde están los verdaderos problemas ( ¿o será que soy un canguro
eurocentrista?).
En cualquier caso, hace ya varios siglos Adam
Smith descubrió que una de las bases de la riqueza de las naciones era la
división del trabajo. Todavía recordamos los estudiantes de economía el famoso
ejemplo de la fábrica de alfileres
en el que básicamente nos venía a decir que un grupo de trabajadores cooperando
entre sí era más productivo que trabajando en solitario.
En definitiva, la obra de Adam Smith es una
apología del trabajo en equipo y la cooperación. Dos conceptos muy bonitos en
el papel y del que Smith se sentía muy orgulloso.
Pero no solo eso. El trabajo es además la
medida de todas cosas: ¿de qué sirve una gran fortuna si no es para apropiarse
del trabajo ajeno en forma de cosas que consumimos en nuestro día a día? La
riqueza existe en la medida en que funciona como forma de apropiación del
trabajo ajeno. Es lo que hacemos cuando nos compramos ropa o contratamos a un
electricista para que venga a casa (y de forma inversa, cuando vamos a
trabajar).
“En todas las
sociedades avanzadas el agricultor es solo agricultor y el industrial solo
industrial. Además, la tarea requerida para producir toda una manufactura es
casi siempre dividida entre un gran número de manos.” (P.35-36)
¡Cuánto han cambiado las cosas! Los que hayan
leído Arte y economía sabrán que las economías avanzadas se dedican a crear
marcas y no objetos. Naomí Klein no los cuenta magníficamente en su célebre
libro No logo. No redundaré en las mismas ideas. Ya las conocemos y tampoco
sería justo sacar a Adam Smith de contexto pero estoy seguro de que estaría
jodidísimo de saber que sus ideas liberales han servido para justificar un tipo de capitalismo
que se dice liberal pero que aprovecha el retraso en las legislaciones
laborales de otros países para hacer de
la globalización algo de lo que no podemos estar orgullosos.
Y si no pregúntenle a los trabajadores de la fábrica de
Bangladesh.
Ah, no. Están todos muertos…
Europa está jodida. Sí. Pero en países como
Bangladesh la gente no tiene vacaciones y solo viven para trabajar en unas
condiciones que deberían avergonzar a cualquier europeo como consumidor de
grandes marcas y como principal cliente de estos proveedores tercermundistas y
explotadores.
Disculpen mi tono. Pero cada día del trabajo en
vez de salir con pancartas pidiendo más derechos laborales para los amigos de
turno deberíamos reflexionar sobre el tipo de consumo irresponsable que lleva a
muchísimas personas en el mundo a morir por un pedazo de pan.
Etiquetas: Adam Smith, capitalismo, crisis económica, división del trabajo, Naomí Klein