Piketty para dummies 4: deudores, acreedores y los dilemas de la deuda

Cuarta y última parte de este diálogo entre un inútil y un Canguro a propósito de Piketty. Hoy discutimos, entre otras cosas, si un poco de inflación es bueno para la economía y si un default de la deuda solucionaría todos los males.
Si te perdiste la tercera parte, puedes leerla aquí Piketty para dummies 3: las trampas de la meritocracia y el crecimiento de la población
Si te perdiste la segunda parte, puedes leerla aquí Piketty para dummies 2: algunos conceptos clave
Y si quieres ir a la primera, aquí la tienes! Piketty para dummies 1: una introducción

Vale. Ya me han quedado claro los dos conceptos, desigualdad salarial y desigualdad de la riqueza. Parece que, al fin y al cabo, ésta será una sociedad de viejos herederos, de muchos pobres y de unos pocos super managers…parece desolador ¿no? Eso significa que ¿debemos decirles a los jóvenes que dejen de estudiar y se dediquen a apostar a los caballos?

Bueno. Siempre viene bien algo de educación. Seas pobre o heredero. Date cuenta que, aunque vayas a ser lo segundo, es probable que lo seas ya muy maduro. La edad media de los herederos ha subido terriblemente conforme envejece la población. Por eso, más vale que te busques la vida mientras tanto. Y si eres pobre, no tienes opción (aunque yo no descartaría del todo a los caballos).
En cualquier caso, volviendo a los dos tipos de desigualdad…Piketty se hace eco de aquellos que creen que la desigualdad salarial está justificada por la supuesta meritocracia.
Ya hemos visto que esta teoría puede explicar la estructura salarial de la clase media y alta pero no la de los super ricos pero Piketty nos invita a que agarremos la lista de Forbes: ¿encontramos herederos o emprendedores?  Pues, ambos y nos damos cuenta de que las grandes fortunas tienden a crecer más rápidamente que las pequeñas. Digamos que también hay desigualdad en las tasas de rendimiento del capital. Los grandes capitales obtienen economías de escala y, por razones obvias, tienen más recursos para dedicar a rentabilizar su capital que un pequeño ahorrista.
Es decir, el gran capital crece igual de rápido tanto si es heredado como si es “meritocratico”. En definitiva, aunque queramos justificar los super salarios de los banqueros, debemos decir que, tarde o temprano, todos los emprendedores, por más innovadores que hayan sido, terminarán siendo rentistas en donde las grandes fortunas tienden a crecer más y más rapido. Es por eso que Piketty aboga por una presión fiscal progresiva y…global…
Ok, entonces bajo la visión de Piketty, no se salvan ni los emprendedores que tarde o temprano se transforman en rentistas…
En efecto, el autor parece meter en la misma bolsa a Carlos Slim y a Bill Gates probablemente porque, incluso un emprendedor se beneficia del trabajo de otros pero no podemos decir que Piketty esté en contra de la innovación, en efecto, no creo que le interese entrar en cuestiones morales pero el hecho de que desmitifique un poco al emprendedor multimillonario puede gustar a más de uno. En sus propias palabras:

“…el hecho central es que la tasa de retorno del capital normalmente combina elementos de trabajo emprendedor (…), pura suerte (…), y rotundo robo.  La arbitrariedad de la acumulación de riqueza es un fenómeno mucho más amplio que la arbitrariedad de la herencia” (p.444).

Esta es una de las virtudes de la obra de Piketty, su afán por entender cuál es la estructura de la riqueza, algo sobre lo que no se suele hablar lo suficiente.   
Pero volvamos a los jóvenes… ¿les decimos que estudien o que se dediquen a jugar a la lotería?
Ya hemos dicho que la inversión en educación pública asegura que la desigualdad salarial no se profundice pero no acaba con la estructura de desigualdad existente. Ese era el caso para Francia y otros países europeos. Tampoco, de acuerdo a los estudios de Piketty,   la educación parece ayudar a la movilidad dentro de un mismo sector. Los estudios más serios sobre el tema sitúan a los países nórdicos como en los que más movilidad existe. Los países europeos como Alemania y Francia se encuentran en una franja intermedia y Estados Unidos se encuentra en el otro extremo. La creencia en la gran movilidad laboral americana se basa en otras épocas en las que, como hemos dicho, Estados Unidos era un país bastante más igualitario que Europa por lo menos hasta la Primera Guerra Mundial. Piketty sitúa la explicación en el alto precio de la educación privada en Estados Unidos pero… ¿la educación gratuita, acabaría con este problema? Pues, parece que no, otros mecanismos juegan un rol importante como el dinero público que dedican países como Francia a subvencionar la educación a los más favorecidos. En fin, el debate no está cerrado acerca del modelo de educación pública ideal.
Y hablando de dinero público… ¿Piketty propone una fiscalidad progresiva y global? ¿De qué estamos hablando?
Como siempre, conviene hacer un poco de historia antes de responder. Ya dijimos que entre la posguerra y los años setenta (los treinta gloriosos) los niveles de desigualdad bajaron a un mínimo, en parte por la gran destrucción de capital que hubo tras las dos guerras mundiales y por el auge de una fiscalidad más progresiva en Europa y en Estados Unidos. Las innovaciones más importantes del siglo XX fueron el impuesto a las ganancias y el impuesto a la herencia. Con anterioridad al siglo XX no existían y en parte, su ausencia explica la gran concentración de capital del siglo XVIII y XIX.
A partir de los setenta, la cosa empieza a cambiar y vuelven a bajar los tipos impositivos más progresivos. Justo este periodo coincide con un aumento de la desigualdad tanto en Estados Unidos como en Europa. Asimismo, el libre flujo de capitales hace que los países compitan por los mismos fondos ofreciendo mejores tasas a aquellos que quieran instalarse en el país. Esta es la retórica que está detrás de aquellos que piensan que si gana determinado partido político los capitales se irán. En cualquier caso, no sabemos bien qué es lo mejor pero que los países compiten ya es una realidad y Europa parece no ponerse de acuerdo en una fiscalidad común. Piketty plantea que si se sigue profundizando en la regresividad de los impuestos, la gente dejará de creer en el sistema y la clase media se sentirá más legitimada a dejar de pagar impuestos. En épocas de crecimiento lento y fiscalidad regresiva, el individualismo aflora y muchos pueden empezar a preguntarse por qué pagar por los otros. Si a esto le sumamos la ecuación de la corrupción de muchos gobiernos, nos lleva a un estado en que la desconfianza en la democracia tal y como está concebida puede aumentar. Esto parece estar pasando en España y también en otros países corruptos y con crecimiento lento.
De alguna manera, Piketty viene a decirnos que si no aumentamos la progresividad de los impuestos, los menos beneficiados del capitalismo se volverán contra él. Y… ¿por qué no? ¿Cómo no cuestionar aquello que no está dando resultados a la gente? De acuerdo al autor, los impuestos progresivos responden bien a ese balance que necesita toda sociedad entre libertad individual y justicia social. 
Pero un impuesto global es imposible ¿Cómo ponemos de acuerdo a los países?
En efecto, no es posible. Piketty lo que hace es plantear un ideal al que hay que intentar acercarse. Algo así como una guía, una hoja de ruta en donde se dan pasos en esa dirección empezando por ejemplo con acuerdos regionales y luego cooperando entre regiones. Pero aparte habría otras ventajas…
¿Qué ventajas?
Pues que un impuesto global a las grandes fortunas promovería la transparencia. Ya el mismo hecho de tener que recaudar obligaría a mejorar las estadísticas sobre riqueza global. ¡Ya no tendríamos que depender de la revista Forbes para tener datos sobre los ricos!
Pero…hay otras maneras de financiarse ¿no? Tener un poco de deuda no me parece una mala opción… ¿no?
Cuéntaselo a Angela Merkel…
No, hablando en serio: hay tres maneras de reducir la deuda: impuestos progresivos, austeridad o inflación. Para él, la primera es la mejor de las opciones. Siempre es mejor poner impuestos al capital que pedir prestado a los más ricos emitiendo más deuda. Además, si dependes excesivamente de la misma para financiarte corres el riesgo de tener que aplicar políticas fiscales que atraigan ese capital…lo cual ya es una contradicción y nos lleva a justificar esas afirmaciones del estilo “si gana cierto partido político, los capitales se irán”.
 La austeridad no parece una solución que pueda mantenerse en el tiempo si los países aspiran a crecer y a mantener unos servicios sociales mínimos y la inflación no es una opción para los países europeos, solo para aquellos que estén en una situación de recesión y quieran calentar un poco la economía pero en cualquier caso no es una solución de largo plazo como pueden testimoniar países como Venezuela y Argentina. En cualquier caso, estas dos últimas opciones, desde el punto de vista de la justicia, son las menos indicadas. A menudo las medidas de austeridad recaen en los más débiles lo mismo que la inflación.
Sin embargo, para Piketty la austeridad es menos justa que la inflación pero yo como Canguro tengo mis dudas…ya lo veremos mucho más adelante.
¿Queda mucho más? Ya me estoy cansando…
Ya queda poco…decíamos que hay tres maneras de reducir la deuda pública. Piketty aboga por la primera de las medidas, es decir, establecer un impuesto excepcional al capital privado del, digamos, 15%.  Piketty considera que para el caso europeo sería suficiente para recaudar 1 año de ingreso nacional, es decir, en este hipotético caso, y siempre, según los números de Piketty, la deuda llegaría a cero ya que calcula que de media la deuda pública es equivalente a 1 año de ingreso nacional.
En efecto, Piketty desaconseja establecer un default sobre la deuda ya que puede desencadenar un pánico financiero con consecuencias inesperables y difíciles de predecir a priori ¿Quiénes serían los ganadores y perdedores de un default? Es difícil de saber de antemano… en cambio estableciendo un impuesto excepcional al capital privado, el Estado se asegura sus bienes sin tener que privatizarlos y soluciona sus problemas de deuda “arreglando las cosas de una manera civilizada”.

Vale ¿y la inflación?
Piketty considera que el impuesto excepcional al capital privado es la solución más justa y eficiente para la economía en su conjunto pero la inflación no es una opción que descarte de forma rotunda. Según sus cálculos…
Espera…explícame cómo la inflación puede hacer reducir la deuda pública…recuerda que soy un inútil…
Normalmente la deuda se expresa como porcentaje del PIB, si tienes una deuda pero hay inflación, lo normal es que suban los precios de toda la economía, inclusive de los salarios mientras que el precio de la deuda se mantenga igual. Y ya sabes que cuando sube el denominador y el numerador se mantiene constante o sube en menor magnitud, toda la ratio disminuirá (¡matemática elemental!). En criollo: si tenemos una inflación del 10% anual, al cabo de un año nuestro PIB tendrá que ser recalculado en euros teniendo en cuenta este aumento, por lo que la proporción de deuda en relación a esta magnitud bajará. Lo mismo pasará con un deudor privado, digamos hipotecario, si debes pagar 1000 euros de hipoteca y tienes un salario de 2000, la mitad de tu sueldo se te irá en pagar la letra pero si, al cabo de dos años, has tenido una inflación del 20% anual, tu salario pasará a ser de 2400, por lo que tu letra solo representará el 40% de tu salario.
 La inflación es una buena solución para los grandes deudores pero no tan buena si eres un ahorrista serio y trabajador ya que los rendimientos de tu capital se los comerá la subida de precios.  Aunque Europa esté en estos momentos en una campaña anti inflación, la realidad histórica de este continente ha sido muy diferente: durante el siglo XX la inflación de media en Europa ha estado en torno al 13-17%. Fue justamente esta inflación la que permitió en parte la reconstrucción de Europa. Alemania, de lejos, ha sido el país que más ha abusado de este mecanismo de financiación. En cualquier caso, todos los grandes bancos centrales tienen unos objetivos de inflación del orden del 5% con el objetivo de mantener la deuda pública a raya, la única excepción es la Eurozona.
Piketty nos dice que sin impuestos al capital y sin inflación, tardaremos años en bajar los altos niveles de endeudamiento.
Vale, entonces por qué no convencemos al BCE de que se ponga las pilas…
No es tan fácil, no todos los países europeos son grandes deudores como España. Alemania es un país ahorrador y ya sabes: los ahorradores salen perjudicados con la inflación. Además, los bancos, que son los grandes compradores de deuda pública nunca permitirían una inflación ni un poco elevada, sería una ruina para su negocio…
Piketty, en cualquier caso, considera la inflación una solución complicada para terminar con la deuda ya que, en definitiva, es difícil de controlar: un poco de subida de precios puede ser bueno para la deuda pero ¿cómo parar la posible espiral de precios? Por otra parte, el hecho de que la inflación penalice a los pequeños ahorristas puede llevar a la pobreza a miles de personas. En palabras del mismo Piketty:

“La inflación es una herramienta relativamente cruel e imprecisa. Algunas veces redistribuye la riqueza en la buena dirección, otras no.” (p.547)

Vale, pero volviendo a la propuesta estrella de Piketty del impuesto al capital, ¿qué hacemos si no es global?
Si el impuesto no se aplica en forma coordinada en varios países de la región, un solo país que aplique el impuesto no será capaz de atraer capitales. Los ricos se irán a otro país europeo con mejor fiscalidad. Por eso hace falta más cooperación internacional. Recordemos el caso de Grecia que ha tenido que recurrir a la privatización para paliar sus problemas de deuda.
Y ya para terminar…
Solo nos queda resumir sus conclusiones por si a alguien se le escapa alguna idea.

1.  El pasado se come al futuro. En una economía de mercado hay fuerzas de convergencia como la difusión del conocimiento pero también hay fuerzas divergentes que amenazan la democracia y la justicia social.
2.  Esas fuerzas divergentes tienen que ver con que la tasa de rendimiento del capital es superior a la tasa de crecimiento.
3. Eso significa que la riqueza creada en el pasado crece más rápidamente que la producción y los salarios.
4.  En este contexto, el emprendedor se convierte en rentista en una posición mucho más dominante que antes ejerciendo un gran poder sobre aquellos que solo tienen su fuerza de trabajo.
5.  La tasa de crecimiento será baja en el futuro (excepto para los países que estén convergiendo como China) lo cual acentuará este fenómeno.
6.  La solución de Piketty es un impuesto progresivo sobre el capital.
7.  El problema con su propuesta es que requiere un gran nivel de cooperación internacional y regional.
8.  Europa debe integrarse aún más. Los países aislados son muy pequeños para poder tener una política económica independiente.

Piketty termina el libro con una saludable crítica a la ciencia económica. Aboga por una vuelta a la economía política en donde la pregunta principal es ¿qué instituciones y qué políticas nos lleva a esa sociedad ideal? De alguna manera, nos invita a que la economía no deje de lado otras ciencias sociales como la historia.
Querido lector. Espero que este viaje haya sido atrapante. Y si no ha sido capaz de leerlo todo, lo perdono. He intentado ser didáctico. Contar una historia que pueda interesar a los que no son estudiosos de la economía.
 Si se estudia bien este resumen podrá presumir frente a sus amigos sobre economía, pelearse con los que opinen diferente o terminar tomando unas cañas con unas olivas impresionantes. Yo me quedo con la última opción. ¡Salut!


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