Privacidad y monopolios: dos caras de una misma moneda

Siempre he sido de la teoría de que no necesitamos ser eruditos para entender los mercados, la economía y los procesos de intercambio. Está bien que la gente estudie, vaya a la universidad y se codee con otros sabios que les digan qué temas investigar o donde conseguir el dinero para una investigación. Pero como consumidores tenemos mucho que decir. Somos parte de la economía, una parte tan importante que sin ella no habría mercado posible. Por eso pienso muchas veces que no somos debidamente escuchados. ¿Cómo puede ser que seamos tan importantes para el sistema económico y se nos escuche tan poco?
Hace unos meses conocíamos la noticia de que WhatsApp y Facebook se habían puesto de acuerdo para jugar un poco con nuestros datos. Es decir, la primera iba a dar nuestra información a la segunda para que, eventualmente, nos cuelen publicidad a medida.  A todo esto, unos cuantos días atrás supimos que estamos obligados a aceptar su nueva política de privacidad bajo el riesgo de que nos den de baja del WhatsApp[1]. Todo esto me dio que pensar una vez más por qué es tan difícil luchar contra empresas que viven de sus datos.
El factor clave está en el monopolio y las barreras de salida para los consumidores. Sin monopolio no hay negocio eso está claro y también está claro que todas las medidas de empresas tecnológicas como Facebook van en el camino de evitar la competencia.

Michael Porter publicó en 1979 un interesante artículo sobre las 5 fuerzas de la competencia que dominan el Mercado en donde “el objetivo del directivo estratega es encontrar una posición en la industria en donde su compañía puede defenderse de estas fuerzas o influenciarlas a su favor”[2]. En criollo, el objetivo de la empresa es escapar de la competencia.   No voy a reproducir todo el artículo que puedes consultar en Internet perfectamente pero sí me parece interesante hacernos eco de una de las fuerzas más importantes de la competencia y es el poder de negociación de los clientes. ¿Realmente podemos negociar las condiciones en las que compartimos nuestros datos personales? No discutiré aquí si somos realmente compradores de servicios o vendedores de datos personales pero dando por hecho que somos clientes podemos decir que existen barreras a la salida que son importantes. Si todos mis amigos están en Facebook y WhatsApp el costo de romper el tablero puede ser alto para mí. La empresa gana, me doblega y al final acepto sus abusivas condiciones.
Pero concretamente, ¿Cuándo un comprador tiene poder de negociación? Siguiendo a Porter[3] un grupo de compradores es poderoso cuando:
1.       Está concentrado y compra en grandes volúmenes.
2.       El producto que compra es standard o indiferenciado.
3.       Cuando el costo es bajo para los compradores y no es sensible al precio.

Está claro que somos consumidores con altas barreras de salida. En efecto, el quid de cuestión está en que el monopolio es requisito indispensable para el negocio de los datos personales. La empresa tiene que tener grandes masas de información, tiene que concentrar, tiene que predecir en base a nuestra preferencias por eso los datos personales no pueden estar desperdigados por ahí, necesitan de un solo oído que los escuche, los interprete, los acaricie y los sobe un poco para, en ultima instancia, obtener dinero de ellos. A lo sumo, este oído sobador de datos podrá confiar en otro amigo pero nunca dejar un negocio tan importante en las abrumadoras y desconocidas aguas de la competencia.
Mientras no se combatan los monopolios, no podremos combatir las vulneraciones de la privacidad por parte de las empresas. No necesito ser catedrático. Me lo dice la experiencia. Somos consumidores: tenemos mucho que decir.
Mientras las empresas tecnológicas que viven de nuestra información siguen apuntalando medidas para escapar del mercado, los consumidores seguimos callados.
El mercado es una institución muy antigua que surge cuando queremos intercambiar bienes y servicios usando el dinero como forma de pago[4]. Nos vendieron que eran necesarios. Que eran imprescindibles. Que eran justos. Que eran eficientes. Pero… volvamos a WhatsApp y a Facebook. ¿No les parece una definición ya un poco antigua? ¿Siguen siendo los mercados moralmente irreprochables? Y entonces… ¿por qué se empeñan estas empresas en escapar de los mismos? ¿Es ya la libre competencia una idea obsoleta?
Lo siento, señores, hoy no tengo certezas. Solo un puñado de preguntas que se amontonan en mi cabeza. Me voy al vermuth y a seguir pensando que los consumidores, seguimos con la boca muy cerrada.






[1]Fuente:  http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2016/09/27/actualidad/1474975944_468987.html
[2] Fuente: . https://hbr.org/1979/03/how-competitive-forces-shape-strategy&cm_sp=Article-_-Links-_-End%20of%20Page%20Recirculation 
[3] Solo destaco algunas características que afectan a compradores que son consumidores y no empresas.
[4] Aquí puedes ver un interesante arituculo sobre los mercados desde el punto de vista filosófico. http://plato.stanford.edu/entries/markets/

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