Seguimos hablando sobre los autores, los libros y el consumo cultural.
Si te perdiste la primera parte, puedes leerla
acá.
Por favor, con lo que he dicho en la primera entrega no quiero desmerecer a los exitosos. A lo que les va
bien. Me parece genial que alguien pegue un pelotazo. Pero seamos conscientes
de hacia dónde nos lleva un sistema que empuja a los autores a ser
comisionistas baratos y precarios de las empresas tecnológicas. Y lo digo
siendo un canguro que consume Amazon y otras plataformas pero no debemos
olvidar que ser un consumidor y ciudadano vigilante y exigente es lo mínimo que
podemos hacer.
Y volviendo a Amazon. Hace poco se
falló el
Premio Amazon
(en la que ganó un argentino al que felicito
Cristian
Perfumo), una iniciativa, polémica para muchos
y que si lees las bases,
prima el criterio comercial. No hay queja posible, lo dicen de antemano.
Es decir, en la primera vuelta la misma empresa Amazon hace una selección basada
en criterios comerciales antes de pasar al jurado. ¿Será casualidad que las
obras finalistas hayan sido los títulos más vendidos? Es decir, se premia la
capacidad del autor para generar en un corto período de tiempo ventas y comentarios
positivos a su obra, de manera que puedan pasar a la gran final. Otro tanto
pasa con las plataformas de crowdfunding.
¿Premiamos al que menos lo necesita? ¿Se trata de promover obras que tienen
dificultades para llegar a ver la luz? ¿Se trata de diversificar la oferta
cultural?
No, señores, se trata de ser rentables. Amazon y otras empresas tecnológicas
quieren ser rentables y el Premio Amazon es un recurso baratísimo. Un premio de
5000 dólares a cambio de miles de autores autopublicados haciéndole propaganda
a Amazon. Como modelo de negocio es bestial.
No lo critico señores. Simplemente lo
pongo de manifiesto. Y lo digo.
Otras plataformas ofrecen promoción gratis a los autores a cambio de que
les consigas usuarios nuevos. Un especie de trueque.
Por último, me gusta recorrer las góndolas de los supermercados. Me alegra
ver cada vez más libros. Para los que no tenemos tiempo es genial poder comprar
un kilo de tomates junto con un best seller. Estamos en lo mismo. Si ves los
libros que se ofertan. Están los más vendidos. Es decir, el que menos lo
necesita goza de algo fundamental para las ventas: la distribución. De vuelta,
no lo critico.
Es como si el esfuerzo inicial generara una renta. Cada unidad de trabajo adicional
se paga mejor. ¿Les suena? ¿Sigue funcionando
la teoría de la productividad marginal del trabajo?
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La góndola de supermercado y los superventas. ¿Son superventas porque están en la góndola o están en la góndola porque son superventas? |
Solo constato que este capitalismo cultural fomenta la concentración y el círculo
virtuoso de los que más venden.
“Si las empresas son capaces de predecir
nuestros gustos con bastante certeza a través de los algoritmos de
recomendación y otras técnicas avanzadas que se basan en la misma información
que provee el consumidor en una dinámica circular donde la información va
incesantemente entre consumidores y empresas, ¿dónde está la línea divisoria
entre los gustos reales del consumidor y lo que realmente la empresa sugiere?
Como señala Lawrence Lessig (2006), el sistema extrae un patrón a partir de los
datos de los consumidores y ese patrón vuelve al mercado en forma de bienes. Es
decir, las mismas opciones de las empresas refuerzan ese patrón y así hasta el
infinito. En este caso, la dimensión de la falta de libertad es más sutil.
Sí, parece que elegimos pero no está
claro que seamos capaces de ejercer esas decisiones de forma libre. Una
sociedad en la que las empresas conocen la mente humana a la perfección no parece
que sea una sociedad donde reine el libre albedrío.”
Por último, quiero citar una vez más a Piketty. El economista experto en
desigualdad lo deja claro. Puede que te hayas esforzado mucho. Tengas talento y
logres que tu obra, tu emprendimiento, tu iniciativa pegue el pelotazo pero
toda la ganancia posterior va en relación a ese éxito inicial, potenciando aún
más la desigualdad del ingreso.
Tanto Piketty como Taleb hablan del azar y de sistemas donde se “premia la
suerte inicial” (Para más información sobre desigualdad del ingreso y súper
salarios puede leer el artículo del Canguro
Las
trampas de la meritocracia a propósito
de la obra de Piketty).
Devuelta. Felicito a los exitosos. A los superventas. A todos aquellos que
son felices. Yo mismo soy un afortunado que ha sobrevivido en la cadena
evolutiva (estuvo a punto de comerme un tigre) y ha podido descubrir los
beneficios del vermuth y de las olivas.
¿Estás de acuerdo con el artículo? ¿Tienes alguna experiencia similar? ? ¡Cuéntanos!
¡Salut y feliz invierno!
Etiquetas: algoritmos de recomendación, Amazon, autopublicados, bienes culturales, bienes intangibles, big data, consumidor, consumo cultural, economía de la cultura, libertad, Piketty, Taleb